jueves, 27 de octubre de 2016

El análisis modernista o la Contrareforma Puritana. No soporto el deporte

Antes de nada, que consten dos cosas:
- Esto no tiene nada que ver con que yo, o mi alter ego, estén en el gimnasio que no necesitamos, y,
- Esto tampoco tiene nada que ver con tener que usar muletas por un esguince.

Si, aún está hinchado, pero duele menos que la primera noche.

El caso es que un bofh no es más que un amasijo de carne y hueso, relleno con la cruel y despiadada alma del bofh.

Recuerdo cuando los profesores de educación física me decían que lo más importante de la gimnasia es la mente, pero, ¡Y una mierda la mente!
Me he tirado 10 años con poco más ejercicio que escapar de los Morlocks del metro a carrera limpia, cuesta arriba, contra viento y lluvia, hasta llegar a la oficina, mía o ajena, donde no me rodean los Morlocks, pero los Eloi pueden llegar a ser igualmente peligrosos.

El caso es que, en muchos años, jamás he tenido problemas de piernas, salvo los clásicos de colegio e instituto donde se puede confundir la pelota con el asfalto de la pista y acabas con un tobillo crujiente caminando por la interconexión de metro de embajadores antes de que existieran las escaleras sin escalones que hay hoy.

Pero claro, seguro que alguien piensa que, si me he torcido un tobillo, por algo será. Claro. Es por moverme.

En este tiempo, en el gimnasio, he aprendido algo sobre la fauna diversa que suele poblarlo, pero primero empezaré por los químicos.

Lo más habitual es encontrarse al primer elemento de la lista, al consumidor de proteínas.

Un consumidor de prótidos habitual siempre usa una misma marca, un mismo tipo de mezclador y un mismo protocolo para tomárselo.
Siempre hay un nutricionista experto, vegano por supuesto e intolerante a la lactosa, que te venderá sus tres principios:
- La leche es mala. Es un invento de las multinacionales para que necesites a sus animales y el calcio de la leche se asimila mal.
- Siempre debes hacer 6 o 7 comidas. La que hay después de la cena la he descubierto yo y le he puesto mi nombre.
- Por supuesto, nada de cereales de desayuno. Es un invento de las multinacionales para que necesites sus semillas y tienen demasiados químicos.

El (o la) nutricionista, siempre tiene una tiendita a las puertas del gimnasio. Siempre decorada con una gran bandera de barras y estrellas, carteles con fotos de tripces de silicona pegados a columnas dóricas, y grandes botes de nombres impronunciables, y suelo leer el catálogo de Ikea.
Los dependientes de las tiendas de suplementación se frotan las manos cuando ven aparecer a su prototipo medio de consumidor, y de paso ofrecen otros productos. Que si "la L-Carnitina quema grasas, me han llegado unos BCAA's que son los mejores del mercado..." todo al carro.
Eso sí, cuando le preguntas que qué son los BCAA's se le queda cara de póker mientras agitan su shaker en un vano intento de evadir tu pregunta. Dependientes y nutricionistas con diplomas de boirón.

Los elementos 'Whey Protein', se toman el batido antes, durante y después de la sesión, da igual el entrenamiento que vayan a hacer, si lo necesitan o no, si el batido tiene más o menos hidratos o proteínas, lo importante es tomarlos.

Concretamente, los de este grupo no saben ni para que los beben, pero creen que con ellos van a llegar a la playa siendo la versión local de Hulk Hogan. Nada más lejos de su imaginación llena del siguiente tipo de químico.

Los aficionados a los ciclos, estrógenos y diversos aceleradores/alucinadores. Siempre son los amigos de Alí El Químico, que era primo de sadam, allá por los 80.
No sé si será por las latas de redbull clónico de marca blanca, los panecillos de centeno fermentado o, la caja del programa de sustitución hormonal sisado a su respectiva, el caso es que siempre verás a alguien con las pupilas dilatadas, acelerado y sudando, o todo lo contrario, pero en plan "Mas... Mas... Mas...", pero no se detienen ahí, y siguen y siguen y siguen, como las pilas del conejito de duracel.

En tercer lugar, los más. Se cuentan por cientos, o miles.
Siempre los encontrarás con las marcas más variadas de monóxido de de dihidrogeno. Que si "evian", que si "lanjarón", que si "fino cañerías", en fin, a cada cual lo suyo. Si no bebes, no sudas, y si no sudas, las fotos en el espejo no brillan lo suficiente.
Podemos añadir adicionalmente a los aficionados a las bebidas isotónicas, pero en realidad es lo mismo que cuando me daba mi abuela agua con azúcar, sal, limón y bicarbonato, para la diarrea, lo cual deriva en el último grupo.

Después llegan los adictos al resto de químicos, intentando contener el resultado de la suma de los anteriores.

Los representantes de este último conjunto de personajes son los que tienen problemas digestivos que no siempre se ven, pero se oyen y se huelen.
El usuario medio de hidrocloruro de loperamida siempre busca lo mismo. Evitar cualquier posibilidad de diarrea tanto ocasional (las clásicas que te pega un niño pequeño que se pone malo los primeros días de guardería) como causada por otros motivos que no quiero comentar en este momento. Para eso tengo pensada una serie completa.

¿Y como se aguanta ese día en que a las 8 de la tarde estás en una clase de spinning? Después de haber desayunado un café con leche, el café de las 11, con leche, la comida en el bar de encima, que todos sabemos que las albóndigas de bar es el resultado de limpiar la cámara, un arroz con leche, la merienda, un redbull clónico y unos donuts clónicos también y rancios por llevar tres días en la guantera, el batido de antes de entrenar, de proteína whey con L-carnitina, B12, biotina y magnesio en base de batido de chocolate, dos bidones de agua del grifo para sudar, otro bidón más para la sauna y el batido de proteínas de antes de la cena, que tiene que tener bastante mas concentración de lactato que el de antes para reafirmar el músculo creado durante el entrenamiento, y una cena, por supuesto, compuesta de dos cervezas o un buen vino y una tabla de quesos e ibéricos de a veinte monedas por cabeza después de salir del gimnasio pero que aún no se ha producido, pero que se producirá.
Pues es muy sencillo. Se aguanta de dos maneras, con un tapón, que no es muy práctico, o con un poco de ayuda química que evita emular a Greg Lemmond.

Todos los grupos, e individuos de los grupos, toda esta fauna de gimnasio, tiene en común un feo vicio. Hablan de fútbol, o de baloncesto o de mierdas similares. ¿Acaso no tengo suficiente con lo que aguanto en otros estratos? También tengo que soportarlo cuando voy a cambiarme de ropa, estoy en la sauna, en las duchas o incluso en recepción.
Lo mejor son los días de partido. No veo ni oigo nada desagradable, salvo a un par de estudiantes que hablan sobre a quien copiar sus deberes de física II o algo así como que tenía que elegir otra optativa diferente para el año que viene, que filosofía moderna es un truño.

Todo esto, y mas, es lo que hay en los vestuarios del gimnasio, y seguro que hay más, y también habrá otras entradas, porque volveré, para recuperar el tobillo.